lunes, setiembre 18, 2006

Odio el Chat

Odio el chat porque promueve la idea ficticia de que lo unico que importa en una conversacion son las palabras. Lo detesto porque de repente sonreir a medias, parpadear las pestañas, fruncir el ceño, apretar los labios en desaprobacion, enrojecer, y todas las expresiones efimeras de la cara se hacen insignificantes. Odio el chat porque en alguna ciudad norteamericana un ingeniero informatico invento los emoticons, esos simbolos insipidos, y cuando lo hizo posiblemente penso que era muy listo. Desprecio el chat porque no hay emoticon o conjunto de emoticons que puedan expresar las siguientes emociones humanas: alegria contenida, confianza ingenua, rabia frustrada, culpa amedrentada, esperanza ansiosa, sospecha agresiva. Aborrezco el chat porque solo puedes usar los emoticos para representar las emociones que conoces, pero que hay de aquellos momentos -aquellos maravillosos y espantosos momentos- en donde uno simplemente no sabe como se siente? Odio el chat porque hay ninhos que crecen sin saber como se lee la cara humana: piensa en el futuro e imaginate a esos fanaticos del sentido estricto de las palabras que describiran sus vidas como simbolos tipograficos, que pelearan y se haran danho, flirtearan y se enamoraran con puntos y comas y emoticons. Odio el chat porque ha dañado el ya deteriorado arte de la conversacion. Detesto el chat porque fue diseñado para servir a la eficiencia. Es la manera en la que los capitalistas hablan: con abreviaciones y palabras sin sentido; con simbolos y conjuntos de letras. JAJAJA= me muero de risa. Como muchas tendencias culturales, es peor en Ingles RUFKM? = Are you fucking kidding me? Odio el chat porque es algo que haces mientras haces otra cosa. Aborrezco el chat porque hay gente que me invita a unirme a su lista de amigos a pesar de que ni siquiera hablamos en la vida real. Y aborrezco el chat porque una vez visite a una amiga en su oficina y descubri que tenia cinco chats abiertos en la pantalla de su computadora, con amigos repartidos en tres continentes, cada uno probablemente asumiendo (como una vez asumi yo) que era la unica persona con la que ella chateaba. Odio el chat porque mi amiga no sintio la necesidad de disculparse y no pudo entender porque yo estaba horrorizado. Odio el chat porque lo que ocurre con todos los llamadas avances tecnologicos existe la espectativa de que estes al dia. Yo no chateo, le digo a estas personas, y se sienten decepcionados, con una mezcla de incredulidad y compasion. Odio el chat porque cada vez que veo mi correo en una cabina publica, inevitablemente alguien ha olvidado salir del messenger; no pasa mucho tiempo hasta que una ventana se abre y alguien que nunca he conocido me confunde con un amigo o un pariente o un amante. Odio el chat, precisamente por esa tentacion de ser otra persona. Detesto el chat porque el engaño, el pasatiempo mas humano, apenas necesitaba ayuda de la tecnologia. Aborrezco el chat porque hay gente que esta conectada a la red todo el tiempo y son depredadores listos para saltar: cualquier conversacion anodina es bienvenida para sacarles de su aburrida rutina laboral. ¡Pero si solo queria leer mi correo! No importa, de repente te ves atrapado y la unica salida posible es desconectarte o hacerte invisible. Odio el Chat porque revisar tu correo no es muy diferente a entrar a un bar a tomar un trago y ser arrollado por un viejo borracho con grunhidos incomprensibles que necesitas escuchar su triste anecdota. Odio el chat porque esta creando una raza de gente impaciente y ansiosa, si no esta enviando mails, estan colgados al telefono, si no estan enviando mensajes de texto, estan chateando. Detesto el chat porque no me impresionan ni las artimañas de los satelites ni las maravillas de las ondas atomicas ni la elegancia del microchip, si estos cumplen con el solo objetivo de colonizar mi tiempo libre. Aborrezco el chat porque pronto nadie sabra como estar verdaderamente solo.

Tomado de la revista "Etiqueta Negra", diatriba de Daniel Alarcon, traduccion de Sofia Sebastian.